


Es curioso cómo mis viejos compañeros están dejando de ser “compañeros viejos”. Ya pasamos los 60 años y casi todos (por no decir todos) están lejos del fenómeno que es Internet. Pero de a poco se van dando cuenta y van entrando al blog, motivados por algo que el ser humano nunca pierde: la curiosidad. Y de ello conversamos en otro asado que tuvo lugar el pasado miércoles 23 de julio.
Marito Loquillo Vega y Coco Quinteros, que no llegaron a egresar con nuestro grupo, pero nos acompañaron hasta 4º y 5º año, fueron esta vez también de la partida. (En la foto, con Kike López Zigarán). También reapareció Yaco Bercovich.
Solo me queda para concluir esta nota, dirigirme a algunos compañeros y decirles de manera personalizada:
Turco Fajre: el intelectual del grupo, el que más libros lee a diario. Entonces pregunto: ¿te cuesta tanto invertir los papeles y escribir unas cuantas líneas para el blog?
Emilio Forté: fuiste el abanderado del cole. Animate, carajo!! No sabes lo que te pierdes!!
Palito Holgado: arquitecto y decano universitario; un bosquejo edilicio del viejo Gymnasium, allá por los años 50, será agradecido.
Gordo Gorodner: eres médico y cuantas recetas escribirás por día. Bueh, anímate entonces a redactar algo, que los recuerdos te lo reclaman.
Alberto Torrens: otro médico que corre tanto o más que el correcaminos, o Tom Hanks en la película Forrest Gump. Pará che y escribí un poquito!!
Queridos compañeros, estoy seguro que nuestros encuentros serán cada vez mas frecuentes y sabrán apreciar lo interesante de este medio para comunicarnos.
Chino Buiatti, Promoción 1962
Santos Legname, nuestro “Tío”, solo lo era para sus queridos y entrañables alumnos. El apelativo “Tío” no era una casualidad. Ni siquiera el antecedente de aquel famoso “Tío” de la política de los años 70. Tampoco se debe a una ironía del que trata de engañar y hacer el cuento.
El “Tío”, ese “Tío”, tenía como antecedente al profesor de dibujo y pintura que se había jubilado años antes: el “Papi”. De ahí siguiendo con esa incipiente raigambre familiar del colegio, la familia gymnasista, el obligado sucesor era el “tío”.
Santos Legname formaba parte de esa primera generación de artistas tucumanos que nacieron para la pintura, el grabado, el dibujo y la escultura, allá por los años 50. Hermano de otros grandes de la filosofía, las letras, la música y las ciencias, que se acunaron en esa ya famosa a nivel internacional Universidad Nacional de Tucumán.
Tal como lo recuerdo, el “Tío” amaba sus raíces culturales, y hablaba con orgullo de su época de “fotógrafo de plaza”. Entre las cualidades que esta primera profesión le había dado podría citar “el ojo plástico y de la composición”, su capacidad para detener “el instante de luz”, transmitir en la pintura su sentimiento, y esas sombras que cuentan un momento de la historia del paisaje. Su sentir era paisajista.
Todavía recuerdo mi primer campamento, el del Río Cochuna, año 1957... Nuestros ojos descubridores acompañaban al “Tío” a encontrarse por primera vez con la magia de pintar un cuadro. La ubicación del caballete y la tela, la elección del paisaje y sus elementos, el delineado... Cómo de esa paleta maravillosa, con perfumes, para mí agradables e inolvidables del óleo, de los barnices y diluyentes, iba apareciendo el paisaje elegido. Paisaje con luces nuevas, más el agregado plástico de elementos únicos surgidos de la imaginación del artista, que daban el toque imposible de captar en una fotografía. A lo largo de dos semanas de campamento surgía una obra que para nuestra satisfacción al contemplarla, hoy podemos contar una historia.
¡El artista no solo pinta el cuadro sino que está en él! Es lo que sucede con los profesores y alumnos de esos momentos iniciáticos del colegio. Nosotros los alumnos íbamos construyendo “nuestro colegio”, le dábamos características que lo hacían único, construíamos una institución con sus reglas y acuerdos, excluíamos lo que estaba demás: “la disciplina impuesta desde afuera”, las amonestaciones con libro incluido y quemado en ceremonia publica en el patio del colegio, la puerta cerrada, y en ese momento, el permitir salir a fumar un cigarrillo, en el kiosco de la esquina, hasta la nueva hora de clase.
Los profesores participaban de este nacimiento nuevo y el “Tío” no podía estar ausente. El tenía experiencia en las perspectivas de una estenografía para esa opera prima, que era y sigue siendo la sátira a los profesores. Pintaba y nos enseñaba en esa cátedra abierta cómo dar colores y resaltar lo importante.
Dentro de la semana del año 1958, propuso y se incluyó un certamen de dibujo y pintura que se realizó en el Parque “9 de Julio”. El escenario elegido fue la casa del Obispo Colombres, y sus alrededores. Concursaron más de 300 alumnos de diferentes colegios secundarios. El jurado seleccionó los ganadores y los premios fueron entregados en el acto central de la Semana del Colegio.
Para las generaciones de gymnasistas que no lo conocieron, les dejo unas reproducciones de una exposición retrospectiva que se hizo de él en el Centro Cultural Alberto Rouges, del 14 de mayo al 7 de junio de 2008. Querido “Tío”, nos dejaste lo más importante que un ser humano puede trasmitir: el amor y el compromiso por lo que hace.
El Petiso Leites, Promoción 1962
Santos Legname - Tafí del Valle, Tucumán
(Tela. 0,80 x 0,60 m.)