
Viernes 5 de junio de 2015 - Cuarto día de la Gira
de estudios de 3er año "B" - Embalse, localidad de la provincia de
Córdoba:
Despertamos temprano. La noche anterior preparamos todo el equipaje para
salir sin demoras y aprovechar la jornada al máximo. Viajábamos camino a
Mendoza, lugar donde pasaríamos esa y las siguientes 3 noches.
De pasada, decidimos visitar una central hidroeléctrica. Y en el
trayecto hacia allí sucedió lo menos pensado… No conocíamos el lugar. El camino
era angosto y de tierra, no convenía seguir. El chofer del colectivo realizó
una maniobra para dar la vuelta, y de repente, algo salió mal. Sentí en cámara lenta
como el “bondi” volcaba hacia el lado derecho. Todos estaban en silencio, sin
ningún pensamiento, ni conocimiento sobre lo que sucedía.
Antes de la caída, escuche el grito de un compañero: "Lo
perdemos". Luego, toda la acción se convirtió de un segundo a otro en un
golpe doloroso y brutal. Se me cerraron los ojos, se me escapó una
zapatilla y se piró el celular de las manos.
No entendía nada. Todo estaba lleno de humo, escupía sangre de mi boca y
escuchaba los gritos de mis amigos.
Me desespere, y solo pensé en buscar un punto de evasión. Intenté romper
la salida de emergencia pero estaba sellada. Probé de muchas maneras pero no
encontraba forma de atravesarla. En medio de la angustia, descubrí una ventana
rota y me tire de lleno. Sufrí daños por los vidrios fragmentados, pero por
fin, logré salir.
Me tiré al piso, muy mareado por el accidente. Levanté la cabeza y observé
compañeros llorando, sangrando y con heridas abiertas. Un momento horrible.
Uno de mis compañeros estaba en el piso gritando, con dificultad de
respiración, al parecer le dolían las costillas. Otro, tenía un corte en
la cabeza y derramaba una gran cantidad de sangre. Llamamos a emergencias.
Llegaron 5 ambulancias, un camión de bomberos y 6 patrullas de policía
que nos ayudaron.
Rápidamente, la primera ambulancia, trasladó a los más golpeados y a una
profesora hacia el hospital Eva Perón de Santa Rosa de Calamuchita. Luego de
ser revisados por un médico, se llegó a saber que eran los heridos más
graves.
Las demás ambulancias, llevaron al resto del alumnado, incluyéndome, y luego
de controlarnos, aseguraron que no corríamos peligro.
Camino a una camioneta patrullera de policía que nos trasladaría al
hotel, donde esperaríamos que volvieran los más heridos, descubrí un dolor en
la rodilla razón por la que volví a la ambulancia.
Más tarde, sano y salvo, decidí avisarle a mi viejo lo ocurrido. Le conté
y le pedí que se encargará de notificarle a mi mamá.
A los pocos minutos. Me llamó mi vieja. Estaba llorando desaforadamente,
como nunca antes la había escuchado, pero cuando le dije que yo estaba bien se
tranquilizó un poco.
Los profesores con colaboración de los padres decidieron posponer la
gira para el mes de septiembre. El tutor nos comunicó la decisión al día
siguiente, en consecuencia de los estudios médicos de Francisco, el compañero más
herido. Aunque nos costó un poco aceptar la idea de no continuar el viaje, los argumentos
eran respetables e incuestionables.
Sin dudarlo, lo que más nos afectó de ese accidente no fue físicamente, sino
anímicamente. Un gran golpe que nos impidió continuar con la travesía.
Como todo, siempre hay cosas que rescatar. Dudo que vuelva a sucedernos,
pero en un caso parecido, esto nos enseñó como responder a una situación semejante.
Por último, quería agradecer a mis compañeros de la Promo 2018, tanto
los que lo sufrieron, como los que estuvieron apoyándonos desde lejos. También,
a los profesores Salomón Yatzkaier y María Elena Abregú, que nunca bajaron los
brazos y nos trataron excelente. Además, a los cordobeses que nos ayudaron.
Este recuerdo ya es historia. Una simple anécdota digna de ser contada a
seres queridos. Hoy, 5 de Junio del 2016, estamos a un año del percance.
Por Emiliano Herrera, alumno de cuarto año 2016.
2 Comentarios :
Hermosa Emocionante
Excelente experiencia
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